martes, 29 de marzo de 2016

¿APOYAMOS A KURDISTAN? Opinión sobre el proceso kurdo, las posiciones de la izquierda y del trotskismo en particular

Por Carlos Amarilla

Es una pregunta algo tramposa, pero válida en todos los sentidos. De una manera positiva podría ser ¡Apoyamos a Kurdistán!... o de una manera imperativa, sería ¿Realmente estamos apoyando a Kurdistán?

Todos dicen apoyar a los kurdos, como el gobierno de los EE.UU. que les brinda algún grado de apoyo aéreo para frenar al Isis debido a la presión interna y a sus propios intereses, enfrentados con los que sostienen los burgueses del bloque sunita, defendido por una facción republicana, los sauditas, Israel, Turquía y compañía.

Sin embargo, mientras Obama hace esto, mantiene firme su alianza política y militar con estos últimos países, dejando por ejemplo que las fuerzas armadas del rey árabe invadan Yemen para aplastar la rebelión popular, encabezada por la etnia Houtie, cuyos líderes están relacionados al régimen de Irán.



El presidente ruso también dice que es solidario, sobre todo después de que fueran derribados sus dos aviones por las defensas antiaéreas de Turquía… Pero, mientras tanto sostiene política y militarmente a los grandes carniceros del pueblo kurdo: el presidente Sirio Bashar Al Assad y el reaccionario Estado Teocrático de Irán, que también masacra a otras etnias, como a los baluchis que habitan en las fronteras de Pakistán y Afganistán.

Putin además combina el viejo chovinismo gran ruso con algunos discursos de carácter izquierdista para seducir y recuperar aliados, apoyándose en la estructura de los PCs de los distintos países, como Argentina de la época de Cristina, cuyo gobierno estuvo integrado por decenas de cuadros estalinistas.

¡En consonancia con la política de Putin, ni Cristina ni el resto de los gobiernos populistas latinoamericanos movieron un solo dedo en favor del pueblo kurdo! Algunos, como Castro, Correa y Bachelet incluso recibieron con honores al asesino Erdogan.

¡De los socialdemócratas europeos ni hablar! Los del estilo Zapatero u Hollande, que están ajustando como cualquier gobierno neoliberal, expulsando refugiados como los xenófobos más declarados o apoyando los bombardeos yanquis contra el pueblo sirio -como los derechistas más consumados- no han dicho ni dirán nada a favor del pueblo kurdo. 

Por otro lado, en el campo de la izquierda la solidaridad de clase y el apoyo internacionalista brillan por su ausencia. Más allá de que existen algunos grupos aislados -anarquistas, guevaristas, maoístas e incluso trotskistas- que se han puesto al frente de comisiones de apoyo o han enviado algunos brigadistas a Rojava

¡No existe el apoyo que tuvo la República Española durante la Guerra Civil, cuando decenas de miles se movilizaban en todo el mundo y muchos se alistaban para viajar a pelear contra el franquismo!

En esa época existían contradicciones parecidas o peores: la República no era un gobierno soviético de carácter proletario, sino un ejecutivo burgués comandado por los peores traidores.

Mientras tanto, el campo republicano estaba siendo apoyado por sectores del imperialismo democrático” -Inglaterra, EE.UU., Canadá, Francia, etc.- que se oponían al frente que apoyaba a Franco, de la mano de los Nazis alemanes o sus pares fascistas de Italia.

Los trotskistas, al igual que la mayoría de la izquierda no se puso de lado de la República por una cuestión ideológica, sino porque entendió que la trinchera militar de los que peleaban el fascismo constituía la mejor ubicación para impulsar la revolución obrera y socialista y era también el lugar en el que estaban los obreros, campesinos pobres y los grandes sindicatos.

Para ellos, llevar hasta el final la pelea por la defensa de la República significaba impulsar lo que Trotsky denominó Revolución Permanente para garantizar el triunfo contra el Franquismo.

¿POR QUE TROTSKY? ¿QUE OPINAN LOS TROTSKYSTAS?

Desde el Sur en Sudamérica y en especial en Argentina, el trotskismo tiene un gran peso y tradición. Por esto y por su esencia internacionalista y clasista se le debe exigir más que al resto de las corrientes de izquierda, la mayoría de las cuales vienen de fracasar con su Socialismo Real que sostuvieron durante años.

El último eslabón de esta dinámica lo constituyó la visita de Obama a Cuba, yendo a consolidar el proceso de restauración capitalista de la Isla. ¡Ni qué hablar de la antigua U.R.S.S. estalinista y de los países de su órbita, mal llamados Comunistas”, que estallaron después de la caída del Muro de Berlín!

En ese contexto, dentro del trotskismo están los que ni siquiera han registrado la existencia de un proceso progresivo en Kurdistán, quienes por lo tanto ni hablan de Rojava, Bakur y la resistencia heroica del pueblo kurdo. Quizá sea por la distancia, la falta de información, su poca capacidad de intervención o la escasa audacia a la hora de intervenir internacionalmente.

Existen otros grupos, los que sí han tomado nota de los acontecimientos de Medio Oriente y Kurdistán, como los principales partidos del FIT que se ocuparon del tema en sus periódicos y elaboraciones, pero no caracterizan la lucha del pueblo kurdo como revolucionaria o, al menos como progresiva, mas allá de algún elogio de compromiso que no lleva a ninguna acción concreta.

Este sector se ha quedado en declamaciones  formales, cuando lo que se necesita es la solidaridad internacionalista efectiva, cuando existen muchas formas de participar, no solamente combatiendo o realizando acciones heroicas suicidas.

Este sector llega a estas conclusiones, ya sea por la relación de la conducción kurda con el imperialismo yanqui, la falta de una perspectiva de clase, la revisión por parte del PKK de la ideología marxista…” ¡La lista de excusas es larguísima! Otras Corrientes -como la Lit-CI o la UIT-CI- dicen que apoyan y de vez en cuando participan en algunos actos de solidaridad.

Sin embargo nunca han puesto a todos sus importantes aparatos internacionales al servicio de la causa revolucionaria, discutiendo por lo menos la necesidad de enviar brigadas internacionalistas a Rojava u organizando grandes comités de apoyo en los países donde estas organizaciones tienen cierto peso político y sindical, como en Brasil o Argentina.

En definitiva, salvo excepciones, la mayoría de la izquierda que se reivindica obrera, socialista e internacionalista no se ha ubicado -de manera decidida y audaz- en el bando militar más progresivo, el que por su dinámica y más allá de las intenciones de sus dirigentes reformistas -el PKK- está desestabilizando el tablero de Medio Oriente, combatiendo a las bandas mercenarias y a sus verdaderos jefes: los gobiernos islamitas reaccionarios de Turquía, Arabia Saudita y Qatar, apoyados por una facción del imperialismo yanqui ligada al complejo militar industrial.

¿Qué hubiese pasado si habría sido derrotada Kobane y habrían caído los Cantones de Rojava? Estaríamos hablando del triunfo del Califato Islámico viendo multitudes de esclavas sirias y kurdas, contando las cabezas de revolucionarios fallecidos, o peor, del tráfico de órganos (que se realiza en vida ¡Una tamaña crueldad!)

En ese caso, en vez de revolución y doble poder en Turquía y Rojava ESTARÍAMOS HABLADO DEL FIN DE LA PRIMAVERA ÁRABE, EL DESMEMBRAMIENTO DEL PUEBLO KURDOY UNA DERROTA MORAL DE LA CLASE OBRERA Y LA IZQUIERDA MUNDIAL.¿SERÍA LO MISMO?

El pueblo kurdo, insistimos -más allá de las intenciones de los dirigentes del PKK y sus organizaciones hermanas- continua desequilibrando la relación de fuerzas entre las clases en Medio Oriente. Por un lado, porque además de enfrentar a tantos enemigos, está metiendo la revolución de las asambleas populares (los marxistas leninistas lo llamamos soviets) de Rojava en la segunda potencia de la OTAN, que es Turquía.

Por el otro, porque al declarar la existencia de un gobierno autónomo de características federales en el Norte de Siria, está contrariando no solo la política del bloque sunita -Arabia, Turquía y demás- sino también de Obama, Bashar, Irán y demás, que salieron con todo a repudiar cualquier intento de división de la Siria burguesa.

En este espacio vamos a desarrollar los debates alrededor de todo esto. A pesar de los matices y las diferencias que tenemos, quienes editamos este blog asumimos que es una obligación apoyar la causa del pueblo kurdo. Y, en el caso de los que lo hacemos desde el punto de vista de Trotsky, reafirmamos que ES UNA OBLIGACIÓN DE TODO TROTSKISTA ubicarse en la trinchera militar del pueblo kurdo.

Este es, indudablemente, el mejor lugar para dar la pelea política por la dirección de sus trabajadores y pobladores más humildes. No hacerlo significa dejar a las masas en manos de las direcciones reformistas, o sea aquellas que no quieren llevar la revolución hasta el final, construyendo una Federación de Estados Socialistas de Medio Oriente… ¡O por lo menos intentarlo!

Un marxista -e incluso un simple analista no tan calificado- observa que Kurdistán tiene una importancia moral y estratégica para la revolución mundial, ya que su pueblo, que habita en cuatro importantes países -Turquía, Irak, Siria e Irán- está llevando adelante una lucha ejemplar. Además de esto y los recursos estratégicos de la región, lo que allí acontece  repercute en el conjunto del Medio Oriente y Europa, donde existe una enorme colectividad kurda.

En Alemania, por ejemplo -donde su presidenta mantiene relaciones casi carnales con el fascista Erdogan, abasteciéndolo con  armamento exclusivo- la cuestión de los inmigrantes se ha transformado en un callejón sin salida, que junto a los atentados y la simpatía hacia el movimiento kurdo por parte de la izquierda, constituyen un “cóctel explosivo” que no puede pasar desapercibido para ningún revolucionario.

Desde nuestro punto de vista, la dirección de los kurdos es poco confiable debido a su pasado estalinista y a su presente anarco liberal(por los menos en los papeles). Por esto, la obligatoria tarea de jugarnos a ganar la consciencia de amplios sectores no podrá hacerse sin partir del APOYO INCONDICIONAL AL OPRIMIDO PUEBLO KURDO, que como diría Trotsky:

Sin dejar de sostener al país colonial y a la U.R.S.S. en la guerra, el proletariado no se solidariza, en ninguna forma, con el gobierno burgués del país colonial ni con la burocracia termidoriana de la U.R.S.S. Al contrario, mantiene su propia independencia política tanto frente a uno como frente a la otra."

"Ayudando a una guerra justa y progresiva el proletariado revolucionario conquista las simpatías de los trabajadores de las colonias y de la U.R.S.S. Afirma así la autoridad de la IV internacional y puede ayudar por lo tanto, mejor, a la caída del gobierno burgués en el país colonial y de la burocracia reaccionaria de la U.R.S.S."

La distancia, el desconocimiento o la falta actual de una alternativa consecuentemente revolucionaria en Turquía, Siria, Iraq o Irán no pueden ser excusas para abstenernos de estar en la PRIMERA LINEA DEL COMBATE POR LA CAUSA DEL PUEBLO KURDO, como lo hubiera hecho el mismísimo Trotsky y los dirigentes trotskistas más leales al Programa de Transición que decimos defender.

Para comenzar se puede hacer mucho, sin tener que recurrir a tareas imposibles, por ejemplo, buscando información alternativa no sólo de los medios burgueses sino de espacios revolucionarios o alternativos. De esa manera, las caracterizaciones no terminarán siendo algo de compromiso y a la larga equivocadas.

También se puede participar en las manifestaciones y en los comités de solidaridad, defender el petitorio contra la persecución de los docentes turcos que se manifestaron en contra de las masacres, proponer que los diputados de izquierda se expresen públicamente -como lo han hecho varios parlamentarios europeos- hacer un llamado desde los sindicatos y cuerpos de delegados argentinos a la clase obrera turca para frenar la represión del régimen fascista de Erdogan, etc.

La izquierda trotskista, que en nuestro país tiene una inserción importante en la clase obrera, debe aprovecharla para convocar a los trabajadores turcos y de Medio Oriente a luchar con sus propios métodos, como la huelga general y los piquetes, para frenar la Guerra contrarrevolucionaria de Erdogan, Isis, Bashar y compañía, organizando la solidaridad obrera, estudiantil, popular y campesina.

El triunfo, pero también la profundización del proceso revolucionario kurdo, no está solo en manos de sus masas y de sus dirigentes, sino principalmente de la solidaridad internacional, o sea de nosotros.

Entonces dependerá de la influencia que puedan ganar las secciones europeas de quienes se reclaman de la Cuarta Internacional dentro de la clase obrera turca amenazada por la Guerra. También se puede actuar desde América Latina y Argentina, donde la figura del Che Guevara inspiró al pueblo kurdo, razón por la cual le prestan mucha atención a nuestro país.




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