viernes, 27 de mayo de 2016

Fuera las tropas yanquis de Rojava, la liberación de los pueblos nunca vendrá de la mano de sus carceleros

Efectivos yanquis con las insignias de YPG, a pocos kilómetros de Raqqa, la capital del Califato.

Por Juan Carlos Beica

Días atrás comenzó la ofensiva contra la “Capital del Califato” islámico, la ciudad de Raqqa, una operación que está siendo conducida por las fuerzas kurdas YPG/YPJ, que cuentan con varios miles de combatientes en el terreno dispuestos a echar al Estado Islámico de esa localidad.
En declaraciones posteriores, los voceros del PYD, que es el partido político más importante del norte de Siria o Rojava, aclararon que su intención era ubicar a la región de Raqqa “dentro del sistema federal” que están construyendo en el conjunto de Rojava.
El representante de la ONU para las negociaciones sobre Siria, Staffan de Mistura, rechazó las pretensiones kurdas, manifestando tajantemente que "El cambio de tipo de Estado en Siria, es decir un sistema federal para Siria, no se incluye en la agenda de las negociaciones."
A pesar de que Obama coincide con de Mistura, envió 250 marines para apoyar la ofensiva sobre Raqqa, decisión que no se contradice con el desembarco de otro contingente en territorio kurdo iraquí para entrenar a los “peshmergas”, enemigos del federalismo en Rojava.
Es que la crisis e imposibilidad de ejercer el dominio directo sobre el territorio, junto con las contradicciones que tiene con Turquía o Arabia, obligan a Obama a “poner huevos en diferentes canastas”, tratando de mantener su influencia en la región.
Para eso, el presidente yanqui firmó un acuerdo político -denominado “Cinco más Uno”- con los regímenes de Irán, Siria y el Vaticano, mediante el cual le otorgaron a las fuerzas del estado teocrático de Irán un poder decisivo al servicio de la estabilización capitalista de la región.
La política de Obama profundizó los enfrentamientos con un sector del imperialismo relacionado al conglomerado militar industrial -liderado por un ala de los republicanos- que a su vez tiene relaciones con los gobiernos de Arabia, Turquía, Qatar y otros países del Golfo.
Estas contradicciones favorecieron la lucha de los pueblos de Medio Oriente, particularmente los kurdos, que las aprovecharon, conquistando el norte de Siria y algunas zonas del Kurdistán iraquí, donde están construyendo el “Confederalismo Democrático”.
Obama, enemigo del "Federalismo" kurdo
Más allá de las intenciones de su conducción -que no está decidida a construir el Socialismo ni a romper con la burguesía- el sistema “federal” que promueve es contradictorio con los planes de los capitalistas que combaten en la zona, porque de aplicarse significaría la conquista de libertades democráticas que, por su debilidad, estos no están en condiciones de otorgar.
Obama, Bashar Al Assad, Rohuani y el Vaticano se juegan a imponer gobiernos burgueses “fuertes” o directamente dictatoriales, que mantengan la unidad territorial de Iraq y de Siria, garantizándoles la implementación de planes políticos y económicos al servicio del saqueo de los recursos por parte de las multinacionales que los mandatan.
El envío de marines a Raqqa no es una decisión ajena a estos planes. Las tropas de Obama no están allí para ayudar al pueblo kurdo a liberarse de sus verdugos, sino para condicionar, desviar y boicotear cualquier posibilidad de democratización y de lucha consecuente contra la opresión nacional y social, por lo tanto para atentar contra el "Confederalismo Democrático".
¿Cómo no van a hacer esto los imperialistas yanquis, que son los terroristas más sanguinarios que existen en el mundo… los responsables del asesinato de millones mediante las intervenciones militares directas o como consecuencia de la aplicación de sus políticas de ajuste, saqueo y represión?
¿Cómo no van a hacer esto quienes apoyan a las dictaduras asesinas del pueblo kurdo, como las que encabezan el Sultán Erdogan, los ayatollahs que conducen el estado teocrático de Irán, el carnicero Bashar Al Assad o el cipayo Masud Barzani?
Desde nuestro lugar -de incondicional compromiso con la lucha del pueblo kurdo- nos oponemos a la presencia de militares imperialistas junto a las milicias YPG/YPJ, haciendo nuestras las recientes declaraciones del ministro de defensa de Rojava, Ismet Hassan: "Servimos a los intereses del pueblo sirio y no los de los Estados Unidos o los de Rusia”.
Sus palabras apuntan en el mismo sentido que las del hermano de Saleh Muslim, principal dirigente del PYD. Mustafá Muslim advirtió que “La historia se podría repetir nuevamente y los poderes internacionales dejarán nuevamente de lado a los kurdos una vez que alcancen sus propios objetivos.” 
"El pueblo kurdo debería aprender esta lección de la historia, desconfiando de las grandes potencias… Rusia y Estados Unidos están apoyando ahora a los kurdos, particularmente en Siria, pero solo para conseguir sus propios intereses y objetivos… nosotros podremos vencer a Turquía con el apoyo de los árabes y los kurdos…”
“Los poderes extranjeros siempre utilizaron a los kurdos para su propio beneficio… por eso después del acuerdo Sykes-Picot de 1916 y la Primera Guerra, Alemania, Francia e Inglaterra determinaron la partición del viejo Imperio Otomano para dividir al pueblo kurdo, al cual siempre miraron como una amenaza”. 
La crisis del imperialismo y sus divisiones entre sectores que guerrean entre sí, apoyando a diferentes facciones de las burguesías de Medio Oriente, ha sido una bendición para el pueblo kurdo, ya que le facilitó la conquista de un territorio que no podrían haber alcanzado en otras circunstancias.
Esta situación debe ser aprovechada para continuar avanzando y ayudar al resto de los pueblos a pelear contra sus respectivas dictaduras. Abrirles las puertas a los marines boicotea esa perspectiva y constituye un mensaje nefasto para las masas de Medio Oriente, ya que embellece la figura de Obama y su banda de criminales.
La única manera de impulsar la democratización consecuente es poniéndose al frente de la lucha contra todos los gobiernos burgueses de la región y las grandes potencias que las sostienen. La mejor manera de lograrlo es mediante la construcción del Socialismo, un sistema que se basa en la democracia directa -que promueven los kurdos- pero también en la expropiación de las grandes propiedades y riquezas para ponerlas al servicio de los trabajadores y los pueblos. 

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