lunes, 27 de febrero de 2017

No hay que permitir el despliegue de más efectivos yanquis en el frente de guerra de Raqqa

Efectivos yanquis en Siria, un peligro absoluto para los pueblos, en particular para la autonomía kurda.

Por Juan Giglio

De acuerdo a versiones de periódicos británicos - expresadas en el sitio kurdo Kom News - la nueva administración de los Estados Unidos estaría preparándose para enviar una gran cantidad de tropas terrestres a pelear en Siria, lo cual sería coherente con el plan de Donald Trump de incrementar significativamente el presupuesto militar.  

El equipo de asesores y funcionarios relacionados al tema, incluyendo al secretario de defensa James Mattis y al nuevo asesor de seguridad nacional, teniente general HR McMaster, estarían a favor de impulsar el “aceleramiento de la campaña” para conquistar la capital de facto del Califato, Raqqa, que por ahora está siendo asediada por fuerzas mayoritariamente kurdas.

En este momento están participando de la operación unos 500 efectivos de las fuerzas especiales estadounidenses, colaborando con las SDF - Syrian Democratic Forces – dentro de las cuales actúan las YPG-YPJ de Rojava. Las tropas están estacionadas en las afueras de la ciudad esperando la posibilidad de comenzar el asalto.

Oficiales yanquis de alta jerarquía, incluyendo del área de la inteligencia, estuvieron durante estos últimos días reunidos con sus pares turcos, quienes objetaron el apoyo que están brindando los Estados Unidos a sus acérrimos enemigos, las milicias kurdas, acusándolas de ser el brazo armado en Siria del prohibido y combatido PKK.

Como están las cosas sería muy difícil que las fuerzas armadas turcas y grupos aliados participen en la recuperación de Raqqa. En primer lugar por su inoperancia, pero también debido a que efectivos del ejército sirio llegaron a las cercanías de la ciudad de al Bab, cortando el camino de cualquier incursión turca hacia la capital de ISIS.

La reciente visita del comandante estadounidense Joseph Votel a Kobani y al frente de combate, significó una reafirmación del apoyo de su país y de la nueva administración, liderada por el presidente Trump, al SDF, además de prometer la provisión del armamento pesado que hasta ahora se habían negado a entrega.  

Varios comentaristas políticos especularon que todos estos movimientos irían de la mano del despliegue de algunos miles de soldados yanquis, de manera de “equilibrar” la influencia que tienen en la región los rusos y los iraníes. De concretarse, los marines irían, mayoritariamente, al frente de guerra de Raqqa, que es donde serían mejor recibidos.

Los socialistas revolucionarios que apoyamos la justa lucha del pueblo kurdo estamos total y absolutamente en contra de la presencia de efectivos yanquis en Siria e Iraq. Peleamos por su retirada inmediata, ya que los principales enemigos de los pueblos no están allí para garantizar ninguna conquista obrera y popular, como la autonomía del Kurdistán.

Los yanquis, sus aliados más directos e incluso sus rivales de ocasión están de acuerdo en un punto fundamental, cual es la preservación de los tratados de la Primera Post Guerra – Sykes Picot y Laussane – mediante los cuales se defiende la existencia de Siria e Iraq, que son países impuestos por los dueños del mundo para garantizar sus negocios.

Sykes Picot y Laussane niegan la posibilidad de que los kurdos consigan su anhelado estado o región autónoma. Para imponer este objetivo estratégico el pueblo kurdo deberá enfrentar duramente a los enemigos de esta perspectiva: los gobiernos dictatoriales de Siria, Iraq, Turquía e Irán y el imperialismo yanqui, ruso y europeo que los sostiene.

La lucha de las milicias kurdas deben contar con el apoyo de los únicos que están a favor de sus derechos, porque enfrenta a los mismos enemigos: los trabajadores y los pueblos del Medio Oriente, Europa y el resto del mundo, para lo cual es necesario romper cualquier subordinación al gobierno y los designios estadounidenses.


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